Por Werner Pertot
¿Cuánto de la forma en que hablamos remite a lo social? Aunque hablemos el mismo idioma, ¿hablamos todos lo mismo? ¿O coexisten distintas variedades de lenguaje, según el nivel socioeconómico, según la región? ¿Qué relación hay entre las historias que contamos todos los días sobre nuestras vidas y la sociedad? De esto se empezó a ocupar hace más de 40 años una rama de la lingüística que se conoce como sociolingüística, fundada por William Labov. Y Labov vino a Buenos Aires a abrir las Jornadas de Sociolingüística y Análisis del Discurso organizadas por el Instituto de Lingüística de la UBA y a recordar a su discípula, ya fallecida: la lingüista argentina Beatriz Lavandera. En diálogo con Página/12, con la ayuda del traductor Ignacio Pérez González, Labov discrepa de la idea de que puede conocer la realidad por fuera de los relatos. “Las narraciones son el marco por el que percibimos el mundo real” indica, sobre cómo se habla en las conversaciones cotidianas. Plantea que, en el discurso político, no se trata tanto de contar lo que ocurrió como de expresar el desacuerdo.
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